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La planta de la moneda procede de Madagascar. Es una planta suculenta y trepadora que podemos cultivar tanto en exterior como en interior y es muy indicada para macetas colgantes. Aunque durante un tiempo no ha despertado mucho interés, los “indicadores pinteresteros” marcan un cambio de tendencia, probablemente por la curiosa forma de sus hojas y lo fácil que es de mantener.

Aunque te he dado ya algunas pistas, vamos a ver paso a paso los aspectos más importantes:

  • Luz: como buena suculenta, la planta de la moneda necesita exposición directa al sol. Preferentemente en horas de mañana o al final de la tarde. Puede vivir en zonas umbrías, pero no crecerá :(.
  • Riego: éste es el punto más delicado de la planta de la moneda ya que sus raíces se pudren con facilidad. ¿La buena noticia? Veremos señales claras que nos indicarán si ha llegado el momento de regar o no. Debes comprobar que la tierra se haya secado por completo y observar sus hojas: si han empezado a arrugarse ¡es el momento de regar!. Para que puedas tener una frecuencia orientativa, en verano puede necesitar agua una vez cada quince días y en invierno cada 30. Pero recuerda que esto es sólo aproximado, ¡lo mejor es observar las pistas que nos da! ¡¡Por fin una planta que “habla”!!
  • Temperatura: la planta de la moneda prefiere las temperaturas altas. ¿Lo ideal? Entre los 20 y los 35 ºC (por eso puede crecer en exteriores sin problema). Lo único que debe preocuparte es que no esté a menos de 5ºC, no lo resistiría.
  • Floración: la planta de la moneda sólo produce flores si ya ha adquirido gran tamaño. No son flores de gran valor decorativo.